El aprendizaje efectivo se basa en la adquisición de conocimientos y habilidades cognitivas, pero en los últimos años se ha descubierto que también se basa en el desarrollo de la inteligencia emocional (IE), que incluye la capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras emociones, así como las emociones de los demás. La psicóloga Carol Dweck, en su teoría de la mentalidad de crecimiento, establece que las personas que creen que sus capacidades pueden desarrollarse con esfuerzo y dedicación tienen más probabilidades de tener éxito y superar los desafíos. Esta idea, combinada con el trabajo en entornos de aprendizaje inmersivo como los escape rooms educativos, proporciona una poderosa herramienta para el desarrollo integral del alumnado.
Inteligencia emocional y mentalidad de crecimiento: Dos pilares interrelacionados
La inteligencia emocional juega un papel crucial en el desarrollo de una mentalidad de crecimiento. Las personas emocionalmente inteligentes son más conscientes de sus respuestas emocionales ante el fracaso, lo que les permite regularse y seguir adelante sin caer en la frustración. Carol Dweck explica que aquellos con una mentalidad fija suelen ver el error como una amenaza a su autoestima, mientras que quienes adoptan una mentalidad de crecimiento lo ven como una oportunidad para aprender y mejorar.
En un contexto de escape room educativo, donde las personas participantes se enfrentan a desafíos, acertijos y situaciones límite, las emociones juegan un papel esencial. El estrés, la presión del tiempo y los fracasos constantes durante el juego son oportunidades perfectas para que practiquen su regulación emocional y refuercen su mentalidad de crecimiento.
Cómo los Escape Rooms Educativos fomentan la inteligencia emocional
Los mejores escape rooms educativos están diseñados para ser experiencias de aprendizaje colaborativas e inmersivas, desafíar el intelecto y para potenciar las habilidades emocionales y sociales. A través de la resolución de problemas bajo presión, el alumnado desarrolla habilidades de:
Autoconciencia: Los y las participantes deben reconocer sus emociones (frustración, estrés, excitación) mientras intentan resolver los enigmas. Este reconocimiento es un componente central de la inteligencia emocional y es esencial para manejar los desafíos de manera efectiva.
Autorregulación: Ante el error o la falta de progreso, el alumnado debe aprender a calmarse, reevaluar la situación y encontrar una nueva estrategia.
Empatía: En los escape rooms, el trabajo en equipo es fundamental. Las personas participantes necesitan entender las perspectivas emocionales de sus pares.
Habilidades sociales: El alumnado aprende a negociar, delegar y compartir responsabilidades.
La mentalidad de crecimiento en acción: Aprender de los fracasos
El fracaso en un escape room educativo no solo es común, sino necesario para el aprendizaje. El feedback inmediato que ofrece el juego es un aspecto poderoso para trabajar la mentalidad de crecimiento del alumnado. Dweck sostiene que, al enfrentar fracasos y dificultades, las personas con una mentalidad de crecimiento reconocen que el esfuerzo y la estrategia adecuada los llevarán a mejorar.
Por ejemplo, en un escape room como "Despertar Z", el alumnado puede no resolver un acertijo en su primer intento, lo que les obliga a reevaluar su estrategia, ajustar sus ideas y probar un nuevo enfoque.
Cómo la inteligencia emocional apoya la mentalidad de crecimiento
Un alto nivel de inteligencia emocional facilita la adopción de una mentalidad de crecimiento, ya que permite que el alumnado maneje mejor el estrés y la frustración que conlleva enfrentarse a nuevos retos.
Esto se refleja en el modo en que el alumnado aborda los desafíos dentro de los escape rooms educativos.
El Escape Room como herramienta integral de desarrollo
Cuando integramos la teoría de la mentalidad de crecimiento y la inteligencia emocional en un entorno práctico como los escape rooms educativos, creamos una experiencia que desafía tanto la mente como las emociones de sus participantes.