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INFORME Nº E/1001/1001- OO – 900
ENTRADA DEL CENTRO
(Marcelino nos atendió en la puerta del centro pues iba con prisa a una entrevista de trabajo. En una conversación posterior nos contó que estaba aprendiendo en sus ratos «libres» con cursos online gratuitos de Energías Renovables).
-» Al parecer las cámaras del centro me grabaron «hablando» con el hombre. Yo, es que vivo aquí al lado, en el edificio gris.
Todos los días paso por aquí varias veces. De hecho a veces me siento en uno de bancos y recuerdo el tiempo del instituto, yo también estudié aquí. Anda que no me acuerdo yo de esos tiempo, buenos tiempos, eh.
Visto con distancia tengo que decir que me lo pasé bien aquí.
Luego ya se me torció la cosa, a veces la vida es así, ¿no? Ahora capeo el temporal.
¿Tú pensabas cómo sería tu vida hoy en día? Porque yo no lo pensaba y no me lo podía ni imaginar.
La cosa es que iba para casa con mucha prisa, los críos estaban esperando en la puerta con mi ex, era tarde y había ido a por comida.
Al volver pasé por aquí y estaba el hombre sentado en uno de los bancos.
Tenía muy mala pinta, la verdad. Y de repente gritó mi nombre y mi apellido, yo lo miré y yo no sabía quién era, pero vamos que me pasa bastante a menudo porque teníamos un bar familiar y nos conoce mucha gente.
La cosa es que iba con mucha prisa y le respondí con un simple hola y seguí, pero de repente el hombre se abalanzó sobre mí, y me metió la mano en el bolsillo, claro, yo escuché algo metálico, y pensé «anda, una navaja, me va a rajar». Claro, con esas pintas.
Entonces me asusté y me fui corriendo.
El tipo me gritaba a lo lejos, pero yo ni le escuchaba
Cuando ya lo perdí de vista, me paré, recuperé el aliento y dejé las bolsas de la comida en el suelo, porque a todas estas yo iba cargado con las bolsas de la cruz roja, que no sé ni cómo no se me rompieron.
Metí la mano en mi bolsillo y saqué lo que me había puesto dentro.
Una carta, una carta donde se podía leer «Para Olga Ruiz». Olga Ruiz es una de mis hermanas. Y en la carta, como remitente, ponía «Para una de mis AM.OR.ES.».
Ey buenas
Al llegar a casa, con mi ex de morros y los niños también, me di cuenta que no tenía las llaves; Lo que yo me pensaba que era una navaja al final resulto ser que eran mis llaves.
Y claro, había juzgado a aquel hombre por su pinta, sin razón ninguna.
Había juzgado a aquel hombre por su pinta, así que con toda mi vergüenza volví para disculparme y para recuperar mis llaves pero el hombre ya no estaba, eso sí las llaves estaban encima de uno de los bancos debajo de un montoncito de pétalos de rosas.
Estuve buscando alrededor pero no lo encontré, quería disculparme por mi comportamiento pero no pude.
Quizás tenía que haberle escuchado, haberle atendido, haberle ayudado, pero no, salí corriendo.
Sabes, en estos momentos yo estoy sin trabajo, sin ayudas, con dos niños, una hipoteca y sin dinero.
Igual de aquí a unos meses el andrajoso soy yo.
Y si en el futuro necesito ayuda, ¿Qué? ¿qué pasará? ¿También huirán de mí? ¡Eh?, ¿Tú, si me vieras a mi por la calle, malvestido, como un pordiosero, ¿Huirías de mi? Seguramente sí.
A los dos días salió la noticia.
Me sentí fatal, pero fatal, fatal, fatal.
La carta se la di a mi hermana y le he preguntado al respecto pero no me ha querido decir nada, así que si queréis más información, tendréis que hablar con ella. Con Olga Ruiz.»-